Esta pregunta puede sonar descabellada, sobre todo si es la primera vez que nos la hacemos, pero para muchos grandes visionarios y empresarios la respuesta es muy simple; puedes llegar a ganar mucho más que cualquiera que no haya hecho uso de la ley de segunda oportunidad.
Algunos de los nombres más conocidos de diversas industrias aprovechan estas oportunidades para destacar en su sector e incluso renacer. Henry Ford, Walt Disney y Milton Hershey son solamente algunas de las personas a las que la Ley de Segunda Oportunidad les ha venido como anillo al dedo.
La Ley de Segunda Oportunidad es un derecho al que cualquier persona puede optar hoy en día. Esta ley entra en juego cuando un particular se endeuda con cantidades demasiado altas y pagarlas se convierte en algo casi imposible. Si se decide que el hecho de devolver el dinero afectará al patrimonio presente y futuro de la persona, en algunas ocasiones, estas deudas pueden incluso desaparecer por completo.
Según la ley, el procedimiento para eliminar las deudas se divide normalmente en dos ramas, dependiendo de si la deuda proviene de una empresa privada o de créditos administrativos. En el primer caso, el procedimiento no suele tardar más de 7 u 8 meses, pero el segundo es más complejo ya que puede tardar más de cinco años.
La Ley de Segunda Oportunidad ha funcionado en Estados Unidos durante más de cien años, aunque en el resto de países, incluyendo los de la Unión Europea, la ley se hizo efectiva en 2015.
Se puede llegar a la conclusión de que, por ejemplo, Warren Buffet, siendo uno de los hombres más ricos del mundo, jamás tendría deudas ni debería dinero, pero conforme nos vamos acercando a la realidad, podemos percatarnos de que tener deudas no es ninguna tragedia para los millonarios, es, de hecho, algo muy normal con lo que han aprendido a tratar con total tranquilidad.
“Sin lugar a dudas, mucha gente se ha enriquecido utilizando dinero prestado. Sin embargo, esta también es una forma de quedarse sin dinero muy rápidamente”- Warren Buffet.
El famoso Henry Ford no lo tuvo muy fácil al principio, de hecho, sus dos primeros negocios de automóviles fracasaron rotundamente y tuvo que utilizar la Ley de Segunda Oportunidad para librarse de las deudas. Finalmente, en el año 1903 Ford logró crear su tercera empresa, ya a los cuarenta años de edad. Invirtió 28.000 dólares en “Ford Motor Company”, y un mes después de su creación, Henry solamente tenía 223 dólares en su cuenta bancaria. Por suerte, unas semanas después, Henry Ford vendió su primer coche.
Walt Disney es el gran ejemplo de cómo una experiencia negativa puede servir como fuente de motivación. “The film studio Laugh-O-Gram” fue fundado en el año 1920 por Walt Disney y otros dos ingeniosos hombres. La empresa hacía pequeños cortometrajes de dibujos animados, con el tiempo les empezó a ir tan bien que incluso compañías populares de Nueva York comenzaron a ponerse en contacto con ellos. Finalmente, el compañero de Walt Disney comenzó a robar dinero de la compañía y a Disney no le quedó más remedio que declararse en bancarrota y utilizar la Ley de Segunda Oportunidad en el año 1923. Tras el gran fracaso de su primer negocio en Kansas, Disney decidió irse a Hollywood, y así en el año 1928 creó el famoso personaje conocido hoy en día como Mickey Mouse.
Milton Hershey, el inventor de aquellas maravillosas chocolatinas Hershey’s, siempre había tenido objetivos a futuro claros, pero algo que no se le daba muy bien era manejar grandes cantidades de dinero, lo que en parte se debe a que solamente estudió hasta cuarto de primaria. Su primera tienda de dulces la abrió en Philadelphia a los dieciocho años, tiempo después se arruinó, por lo que tuvo que utilizar la Ley de Segunda Oportunidad para proteger sus bienes restantes. Con el dinero que le quedaba, abrió grandes almacenes en Chicago y Nueva York, lo que lo llevó al fracaso una vez más y a tener que declararse en bancarrota por segunda vez. En el año 1886, Hershey aprendió a hacer chocolatinas rellenas de caramelo y, por suerte, esta vez sí que consiguió un éxito casi inmediato. Los chocolates se vendían como pan caliente, todo el mundo estaba encantado.
¿Qué hubiese ocurrido si estos genios no hubiesen podido hacer uso de la ley? ¿Se hubiesen rendido o puede que hubiesen permanecido en la miseria? Uno de los aspectos más importantes de esta ley es que te permite estabilizarte en cuanto a finanzas se refiere.
El caso de Abraham Lincoln es realmente excepcional, ya que el no pudo hacer uso de la Ley de Segunda Oportunidad debido a que no había sido inventada en aquel entonces. Abraham Lincoln abrió una tienda genérica en la ciudad de New Salem en el año 1832. Al principio comenzó a ganar miles de dólares, por lo que, junto con su compañero, compraba locales pidiendo préstamos al banco. No pasó mucho tiempo hasta que el compañero de Lincoln murió y este tuvo que cargar con las deudas de ambos. Vendió todas sus propiedades, pero, aun así, seguía debiendo dinero. No fue hasta finales de la década de los 40 cuando Lincoln terminó de pagar sus deudas.
FUENTE: DIARIOJURÍDICO.COM – PUBLICADO POR REDACCIÓN DIARIO JURÍDICO.